Pues sí. Los recuerdo bien: sus manos, su olor y la sensación que me producía tocarlos. Y en especial recuerdo a aquellos que, en su momento, decidí olvidar por completo. Ya que tanto me dolía evocar su recuerdo. Así, mezclo pasiones y descuidos; aquellos efímeros encuentros amorosos cuya principal cualidad consistía en su capacidad de ayudarme a no echarte de menos por un momento. Y nunca perdonarles que ellos no fuesen tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario